Seamos sinceros. Para la mayoría de nosotros, la disciplina es un trabajo durísimo lleno de buenas intenciones, procrastinación y sentimientos de fracaso.
Pero no tiene por qué serlo. La disciplina, como todo lo demás, es una práctica. No todos los días serán perfectos, pero cada día – con sus derrotas y sus pequeñas victorias – es un progreso.
La disciplina es una de esas palabras que a la gente le cuesta explicar. Está archivada en la categoría «fácil de reconocer, pero difícil de hacer«. Para asegurarnos de que estamos en la misma página, aquí está mi definición de disciplina:
Hacer lo que tienes que hacer, cuando tienes que hacerlo, tengas o no ganas de hacerlo.
Se trata de tomar decisiones inteligentes, día tras día. Se trata de crecer y hacerte más fuerte. Se trata de hacer lo que se «supone» que debes hacer a pesar de cómo te sientes al hacerlo.
Lo sabes muy bien.
Y sabes también que muchas veces significará dejar de lado tu comodidad. Pero tendrá un impacto increíble en tu vida: tu capacidad de disciplinarte para trabajar cada día en conseguir tus objetivos hará más por tu éxito que cualquier otra cosa.
Aquí están 3 cosas que puedes hacer hoy mismo para cambiar tu vida y conseguir todo lo que quieres para ti.
1. Empieza con poco.
Digamos que estás preparado para acabar con tus malos hábitos y transformarte en la increíble persona que quieres ser. Excelente. Decides entonces que, para lograrlo, a partir de hoy vas a leer un libro de superación personal durante una hora al día.
- El primer día lo logras, te sientes orgulloso de ti.
- El segundo día lo haces con dificultad, pero tu fuerza de voluntad te ayuda.
- El tercer día decides que solo puedes leer por 30 minutos porque has tenido un día muy ocupado.
- El cuarto día apenas puedes leer unas pocas páginas porque estás muy cansado.
- Antes de terminar la semana te has olvidado del libro y estás de nuevo instalado viendo Netflix.
Es fácil estar motivado y comprometerse a cambios radicales que son imposibles de cumplir. Luego, al cabo de pocos días, te sientes frustrado porque volviste a tus hábitos anteriores y no pudiste lograr lo que te habías propuesto.
Empieza con poco. Si tu objetivo es leer para convertirte en una mejor persona, empieza por 5 minutos al día. Suena fácil, ¿no? Pues precisamente por eso, ¡lo es! Una vez que hayas adquirido la disciplina de leer 5 minutos todos los días, puedes ir incrementando poco a poco el tiempo hasta que se convierta en un nuevo hábito.
2. Saber por qué y recordarlo.
La disciplina consiste realmente en hacer lo que en última instancia quieres. Muchas personas asocian la disciplina con el sacrificio, pero en realidad no estás sacrificando nada. Cuando eres disciplinado, lo único que sacrificas son cosas que no son tan importantes para ti como lo que quieres lograr.
Te cuesta ser disciplinado cuando pierdes de vista lo que realmente quieres.
¿Quieres bajar de peso para verte y sentirte espectacular? ¿Quieres convertirte en un mejor profesional para incrementar tus ingresos y darle una mejor vida a tu familia?
Recuerda entonces que no vas al gimnasio para hacer ejercicio ni te inscribes en el curso para estudiar. Lo haces para cumplir tus sueños.
3. Practica, falla y vuelve a empezar.
No es que los que tienen disciplina nunca tengan días en los que se comen todas las galletas de la cocina, pasan 45 minutos en redes sociales y pierden una oportunidad de negocios, todo esto antes del mediodía. No. Es que, a pesar de eso, se levantan a la mañana siguiente y tratan de tomar mejores decisiones.
La disciplina es el acto de intentar, fallar y volver a intentar.
Recuerda que la disciplina es una práctica. No serás perfecto todos los días. Lo importante es presentarte cada día dispuesto a intentarlo.
Entonces, ¿qué cambios vas a hacer hoy?
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Rafael Avilés Ledergerber
CEO Ecuaprimas